Ser tocado por una burbuja de jabón es una experiencia bella y onírica que escapa a nuestra lógica común. De ahí nacen el afán y la fascinación por las burbujas de jabón como insólito suceso o, diríamos mejor, como misterioso milagro que aviva nuestros sentidos, nuestra imaginación y nuestros sueños de forma inenarrable.